miércoles, 16 de junio de 2010

Sueño de una noche de verano


Él estaba allí, según tenia entendido por mí, todo el mundo tenia claro que yo era la culpable, menos yo misma.
Sentía una necesidad inmensa de verle, todo mi cuerpo me lo pedía, pero estaba asustada, me daba miedo encontrarme con alguien, deseaba verlo a solas; me contaron que estaba atado y me sentí terriblemente mal, había perdido su libertad por mi, seguro que me odiaría y yo no podría soportar su desprecio.
La primera vez que fui a verle no le encontré, volví más tarde y estaban todos allí; él más tranquilo, saludó a todo el mundo menos a mí, me miró con desprecio, como si dijera: “por tu culpa” así que empecé a sentirme culpable; culpable de que estuviera atado y magullado.
Sentí su desprecio hacia mi y me di cuenta que le quería desesperadamente; sus ojos clavados en mí, me hacían daño, me desgarraban el alma.